sábado, 26 de mayo de 2012

BIZCOCHO CEBRA


Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de Mayo nos invita a preparar un Zebra Cake (pastel cebra).

Otra de mis recetas pendientes desde hacía mucho tiempo! Ya me quedan menos, pero tengo aún unas cuantas espinitas clavadas (tarta guinnes, red velvet, arco iris... ¡y podría seguir con una buena lista!)

Es un bizcocho muy fácil de hacer, y no hay ni que decir que queda super vistoso. Es que hasta el nombre es llamativo.
Simplemente tenemos que dedicarle un ratito al montar el bizcocho con las dos masas, para ir formando las distintas líneas de la piel de cebra, pero por lo demás es super sencillo.

Cubierto con una fina capa de ganache de chocolate tiene que quedar genial, y además el momento corte puede ser incluso más sorprendente.

Yo hice media receta de la que os pongo, y lo horneé en un molde de 17 cm.

Ingredientes:
- 4 huevos L
- 250 g de azúcar
- 250 ml de aceite de girasol
- 250 ml de leche
- 300 g de harina de trigo
- una cucharada de levadura química (tipo Royal)
- 2 cucharadas de cacao puro
- esencia de vainilla (opcional)





En un bol grande empezaremos batiendo los huevos con el azúcar hasta que blanqueen.

Poco a poco y sin dejar de batir añadimos el aceite de girasol, como cuando hacemos mayonesa.

Incorporamos de la misma forma  la leche, y si le queremos poner alguna esencia (yo le puse vainilla natural) este es el momento.

Añadimos la harina mezclada con la levadura química, tamizándola para evitar impurezas y que se airee.
Este paso es fundamental en los bizcochos, la masa queda mucho mejor si tamizamos la harina al incorporarla a la receta.
La iremos integrando también poco a poco, sin dejar de batir con las varillas.

Cuando esté toda la harina incorporada separamos la masa en dos partes iguales y a una de ellas le añadimos el cacao puro (os aconsejo tamizarlo también, para que esté bien suelto).

En la receta no ponía nada, pero para que las dos masas tuviesen la misma consistencia yo le añadí una cucharada de harina a la mezcla de vainilla.

Aún así quedan unas masas bastante líquidas, que no os exañe si hacéis esta receta.



Engrasamos y enharinamos un molde (os aconsejo redondo).

Montar el bizcocho es muy sencillo: simplemente tenemos que verter en el molde unas cucharadas de masa de un sabor, por ejemplo chocolate. Bien centradas.
Sobre el centro de la masa de chocolate, vertemos la misma cantidad de masa de vainilla.
Luego, otra vez, chocolate... y así hasta acabar por completo las masas.

Todas las recetas que consulté indicaban que había que ir poniendo dos cucharadas de cada masa en el centro.
Como yo quería que quedasen todas las franjas más o menos iguales, empecé poniendo 3 cucharadas de cada sabor. Como tenían que extenderse hasta el borde, sin ponía la misma cantidad siempre quedarían muy finas en el borde y mucho más grandes en el centro del bizcocho.
Cuando me estaba acercando a la mitad de las masas, pasé a poner dos de cada, y ya casi cuando se estaban acabando pasé a poner sólo una.

Como la masa es tan líquida, no hace falta mover el molde para que se vaya extendiendo y poco a poco se vaya pareciendo a una diana.

Metemos en el horno precalentado a 180º, y pasados unos 40 minutos estará listo.


Me dio mucha rabia que se abriese por la parte de arriba... con lo bien que estaba quedando, y cuando estaba casi listo se rebeló!
Para la próxima lo hornearé con la temperatura un poco más baja, no sé si sería por eso pero sospecho que sí.

El mejor momento (después del de comerlo, claro) es cuando cortamos un trozo de bizcocho y al separarlo comprobamos como ha quedado... ¡sobre todo si se ha portado bien y realmente se parece a una cebra!

Cuando lo corté creía que me había quedado un poco crudo (sobre todo lo parece en la parte de vainilla), pero no, está bien cocido, no sé por qué tiene esa apariencia.
Me pasa a veces con los bizcochos que llevan aceite, si alguien sabe el motivo le agradecería que me dijese por qué quedan así, sobre todo por si puedo hacer algo para remediarlo.

Me gusta más como queda al segundo día, tanto la textura como el sabor ganan un montón.

Os animo a hacerlo, yo lo había visto un montón de veces en fotos pero cuando vi el corte del mío (y eso que hace años que hago el marmolado) consiguió soprenderme... es super curioso como queda. ¡Precioso!

viernes, 18 de mayo de 2012

BOLLITOS DE PAN A LA NARANJA CON CHOCOLATE Y ACEITE DE OLIVA


Casi no llego a tiempo! Hace ya casi un mes que comenzó el plazo para presentarse al  "Cocina con Uno de Dos" (pinchad para ver las bases).
Tuvimos un montón de tiempo (un mes enterito)  para pensar y elaborar nuestra receta, y yo voy y publico el último día! Hay cosas que nunca cambian!

Esta es mi segunda opción, había pensado una receta distinta pero cuando la hice no me gustó el resultado y decidí cambiarla por esta.
Mucho menos original pero sin embargo mucho más rica, sin duda.
Es una receta muy sencilla, pero como lo prometido es deuda y le había prometido a Pam mandar mi receta, aquí está. Lo importante es participar... y de paso gracias al concurso nos pegamos una merendola de las que marcan época!

Aún estáis a tiempo de hacer vuestro plato y presentaros, las bases son muy sencillas: simplemente hay que elaborar una receta que lleve entre sus ingredientes harina y aceite de oliva (que levante la mano la persona que no utiliza estas dos cosas diariamente, y se pueden mandar recetas durante todo el día de hoy).
Puede ser una receta dulce o salada, así que venga, animaos... ¡con presión es como surgen las mejores ideas!
Además no es necesario tener un blog, con mandar una foto y la receta cubriendo el cuestionario podéis participar. Mas fácil no puede ser, y además hay unos premios estupendos.

De Uno de Dos no os voy a decir nada que no sepáis... recetas que no fallan, perfectamente explicadas y fotografiadas, de las que te dan ganas de entrar en la pantalla "a boca abierta".
Justamente hoy Pamela ha publicado una crema de chocolate al horno que no me va a dejar dormir... durante varios días, seguro!


Parece ser que es bastante habitual comer pan con chocolate, sal y aceite de oliva... pues yo hasta hace unos meses no tenía ni idea! ¡Y lo que me estaba perdiendo, qué bueno está! Muchas gracias,  Patt, por iluminarme.
Incluso es uno de esos postres que está de moda en los restaurantes "chic"...en versión 2.0, por supuesto, pero no deja de ser pan con chocolate y aceite de oliva. 

Yo decidí aromatizar el pan (no es un pan dulce, es una receta básica salada) y el aceite de oliva con ralladura de naranja... y me ha encantado la combinación, os recomiendo probarlo así. 

Ingredientes:
Para el pan a la naranja:
- 500 g de harina de fuerza de trigo
- 10 g de sal
- 4 cucharadas de aceite de oliva vírgen
- ralladura de una naranja
- 250 ml de agua
- un sobre de levadura de pandero
- una cucharada de azúcar

Para el relleno:
- 150 g de chocolate de postres (70%)
-  50 g de leche entera
- sal en escamas
- aceite de oliva (si queremos con ralladura de naranja)

Empezaremos macerando la ralladura de una naranja ecológica en las 4 cucharadas de aceite para utilizar en la masa del pan. La dejamos al menos 4 horas, para que libere todos los aromas y los sume a los del aceite de oliva.

Pasado este tiempo, empezaremos con la masa.
De los 250 ml de agua apartamos medio vaso, la templamos y agragamos el sobre de levadura para que se hidrate. Removemos bien para que no queden grumos.

Hacemos un volcán con la harina, y ponemos en el centro la sal, el azúcar y el aceite de naranja (con la ralladura, no es necesario colarlo).

Poco a poco vamos añadiendo el agua,  a la vez que vamos mezclando con una cuchara o directamente con una mano (la otra intentaremos no utilizarla hasta que acabemos de agregar todos los ingredientes).
Cuando hayamos añadido todo el agua, vertemos la mezcla de levadura y amasamos hasta que se integre completamente.


Amasamos durante 10 minutos. En este tiempo veremos como la masa va cambiando tanto de aspecto como de textura.
Se vuelve brillante y muy manejable, da gusto trabajarla. Si vemos que necesita más harina la agregaremos muy poco a poco, más vale quedarnos un poco cortos que pasarnos.

Hacemos una bola con la masa, y la ponemos en un bol cubierta con un paño húmedo.
No había utilizado nunca un paño húmedo para tapar la masa durante la fermentación, y me ha gustado mucho el truco.
La masa no se seca (y por tanto no se forma la temida costra) y queda perfecta, tampoco se humedece.

Pasadas un par de horas, la masa habrá doblado su volumen. Este tiempo de fermentación podemos cambiarlo por toda una noche en la nevera, yo así lo hice, ya que quería hornear el pan por la mañana.


Una vez haya doblado volumen, boleamos la masa y cortamos en piezas iguales (mis bollitos son de 85 gramos, por si os sirve de referencia).
Volvemos a taparlas con el paño húmedo, y las dejamos reposar durante 15 minutos para que la masa se relaje y sea más fácil de trabajar.

Formamos los bollos (redondos o alargados, como más nos gusten) y los ponemos sobre una superficie enharinada. Los cubrimos con el paño húmedo, y los dejamos reposar para una segunda fermentación durante dos horas.

Cuando estén listos, precalentamos el horno a 230ºC, y cuando vayamos a meterlos lo bajamos a 200ºC.
Yo los horneé sobre la piedra de pizza, quedan genial y se hacen enseguida.
Pincelamos los bollos con leche o huevo (yo leche, me gusta que no brillen) y los metemos en el horno unos 15 minutos.
Cuando los metamos en el horno, podemos salpicar los laterales del mismo con agua para que se forme vapor y la corteza quede mejor.

Cuando veamos que están listos, los sacamos y los ponemos a enfriar sobre una rejilla.

Queda un pan blando pero de miga bastante compacta, uno de esos panes que "lo aguanta todo", perfecto para bocadillos de este tipo.


Para hacer el ganache de chocolate, lo ponemos en un bol o un cazo junto con la leche. 
Lo fundimos al fuego o en el microondas, con mucho cuidado de no pasarnos, para que no se queme y se vuelva grumoso.

Yo utilicé uno de cobertura con el 70% de cacao, pero si os gusta más suave podéis utilizar cualquier otro.

Y ya a sólo nos queda lo más fácil.

Partimos un bollito de pan a la mitad (podemos pasarlo por la plancha si queremos) y lo cubrimos con chocolate, cantidad al gusto.
Dejamos caer sobre él unas escamas de sal, un chorrito de aceite de oliva, tapamos... ¡y a disfrutarlo!

Si queréis un extra de naranja, como yo, podéis poner la ralladura de otra naranja con unas cucharadas de aceite de oliva a macerar unas horas.
De hecho, podríamos hacer al principio doble cantidad y utilizar la midad para el pan y la otra mitad para "regar" el chocolate.
Es muy importante que el aceite de oliva sea de buena calidad, es una parte fundamental de este bocadillo.

Sé que muchos sois fans del pan con chocolate, así que os recomiendo probarlo así... muy sencillo pero delicioso, un lujo para el paladar.

lunes, 7 de mayo de 2012

TARTA DE GOMINOLAS II (con paso a paso)


¡Otra tarta de gominolas! Esta vez con el prometido paso a paso... ¡espero que llegue a tiempo para todas las comuniones y cumpleaños que se avecinan, que sé que son muchos!

En la otra tarta de gominolas que publiqué (aquí la tenéis, es muy parecida a esta) me quedé con ganas de hacerlo, ya que a algunos os surgieron dudas de cómo "hornear" vuestra propia tarta. 
Está claro que en casos como este vale más una imagen que mil palabras.

Aprovechando que iba a hacer esta tarta para el bautizo de mi "sobrino" Manu, hice algunas fotos para el paso a paso.
Es muy básico, pero es que las tartas de gominolas es lo que tienen... una vez que ves más o menos como se hacen, no necesitas nada más para hacer las tuyas.

Necesitaremos:
- unas planchas o bases de porexpán
- papel para forrarlas
- palillos o pinchos para fijar las gominolas
- gominolas a porrón
- un dedal
- paciencia (imprescindible)

Y cuando digo paciencia, digo que es mejor no hacerlo con prisa... pero es un trabajo muy sencillo, que además podemos dividir en varios días en nuestros ratos libres.
Yo suelo hacerlas por las noches, mientras veo la tele un rato. Como el trabajo es muy mecánico, podemos dividir nuestra atención en hacer varias cosas a la vez.


Si compramos/reutilizamos una plancha de porexpán (poliestireno extruído, para más señas), empezaremos cortando los discos que vayamos a utilizar.

Yo escojo platos y cuencos de diferentes tamaños, marco con un rotulador y luego los corto con un cutter. Esto para mi sin duda es lo peor de hacer las tartas, las bolitas de porexpán empiezan a pegarse a todo... ¡viva la electricidad estática!

Podéis encontrar planchas en almacenes de construcción, pero os recomiendo antes visitar esta web ( Porexcut, también tiene facebook), creo que para las siguientes tartas compraré las bases.  Me ahorro lo más engorroso, están a muy buen precio, y hay infinidad de formas y tamaños.

Si hacemos la tarta con discos circulares, podemos aprovechar las esquinas que nos van quedando, uniéndolas con palillos y luego cortándolas con la forma que prefiramos.
En este caso yo había hecho 4 discos, pero luego al hacer la tarta me "pidió" otro piso, así que uní unos restos para hacer el último... ¡no se puede desperdiciar nada!

Si pincháis en las fotos las podéis ver más grandes
.

Una vez tengamos los discos listos, los forramos con papel. Os aconsejo utilizar uno que no sea demasiado duro, ya que hay un montón de palillos que clavar... y a la larga se nota la diferencia.
Creo que con las bases compradas no hará falta forrarlas, yo lo hago más que nada para que no caigan bolitas entre las gominolas.

Para fijar unos discos a otros, pinchamos 3 o 4 palillos en la más grande, y clavamos encima la siguiente, con cuidado para que al apretar los palillos no salgan hacia arriba y nos lastimen.

Así con todas las que vayamos a utilizar, aunque luego si vemos que le queremos poner otro piso, siempre podemos hacerlo.


Para fijar las gominolas yo utilizo palillos de los que tienen sólo una pica y el otro extremo torneado.
Los planos son demasiado blandos, y con los redondos de dos puntas (al menos por mi experiencia) es más fácil que las gominolas se caigan una vez fijadas.  
Estos de un sólo lado también tienen un inconveniente: a veces al clavar se rompen justo por la parte torneada, y hay que sacar la gominola, buscar la parte rota de madera, quitarla, y decidir si volvemos a poner la gominola en su sitio o directamente nos la comemos. Suele ser la segunda opción.
No pasa muy a menudo, así que yo sigo utilizando estos. Se nota muy fácilmente si se rompe, no os preocupéis.
Además, con la fuerza que se hace para clavarlas, si no se rompen en este momento, creo que ya no se rompen nunca. 

Como os decía en la lista de ingredientes, hay unos pinchos de plástico de colores que también se pueden utilizar, sobre todo si hay niños de por medio. Creo que normalmente se compran en mercadona, por si os sirve de referencia.

Es importante ser bastante organizado para ir pinchando las gominolas. Yo suelo abrir las bolsas y poner las gominolas en distintos cuencos o platos, para ver bien todas las que tengo y escoger la que necesite en cada momento.

Otra cosa a tener en cuenta es la elección de los colores. Debemos escoger unos colores que combinen bien (o al menos no se maten) entre ellos.


Os digo como hago yo para pincharlas: cojo la gominola con una mano, y con la otra le clavo el palillo por la parte torneada.
Luego la sitúo en su sitio, y con un dedo con dedal empujo hasta que se clave en el porexpán. Muy importante lo del dedal, si sólo vamos a pinchar unas cuantas no hace falta, pero en cuanto llevamos un rato pinchando incluso podemos llegar a hacernos herida.

Vamos pinchando por hileras, dando vueltas y más vueltas hasta que  tengamos toooooda la tarta cubierta.
Personalmente me gustan bastante cargadas, que no se vea el papel que recubre las bases.

Pare rematar y darle altura, esta vez no puse palotes, sino que coloqué unos tanzanitos bordeando los chupa-chups, y unos palos de brocheta con corazones de nube bañados en chocolate rosa... ¡cómo me gustan estos corazones!

Los chupa chups también los clavo con un palillo, pero pinchando primero en le porexpán y luego clavando el palo del chupa a modo de vaina.

Si os gustan las manualidades y tenéis alguna celebración a la vista os recomiendo animaros a hacer una de estas, son muy entretenidas y sin duda muy llamativas. ¡No fallan nunca!
Además no hay problema si sobran gominolas... seguro que hay un montón de candidados para repartirlas y llevárselas a casa. ;-)