miércoles, 31 de julio de 2013

TARTA MONSTRUO (CELEBRACIÓN)


Pues sí... ¡estos días estamos de celebración! ¡1.000.000 de visitas! Y como digo siempre, cualquier ocasión es buena para meterse en la cocina, así que este milloncejo había que celebrarlo con una tarta sí o sí.

Hace cuatro años, unos pocos días después de que naciese este blog, el de La Casita Verde de Alegna celebraba 2.000.000 de visitas con unos cupcakes de fresa.
Por aquel entonces los cupcakes eran super novedad, y me gustó mucho la forma de presentarlos con los numeritos encima y el spray rosa (que era casi ciencia ficción en el 2009).
Por no hablar de lo increíble que me parecía llegar a tener 2.000.000 de visitas.

Es una entrada que se me quedó grabada, de esas que después de ver miles y miles de recetas sigues recordando.  Además, a modo de cuento de la lechera, pensé: cuando cumpla 1.000.000 lo celebro yo también.

¡Y ni cuento de la lechera ni leches, el día ha llegado! Estuve muy tentada a hacer lo mismo, a modo de pequeño homenaje a ese gran blog que nos sirvió de inspiración a tantos blogueros, pero creo que lo voy a dejar para (si algún día llegan) los 2.000.000.

Después de barajar varias opciones, me decidí por esta tarta, que tenía muchísimas ganas de hacer para una ocasión especial como esta.
La inspiración como (casi) siempre: las imágenes de google. Poniendo monster cake salen un montón chulísimas, de todas las formas y colores.

Hice un bizcocho muy pequeñito (de 15 cm de diámetro y 6 de alto), pero podéis hacerla con vuestra receta favorita de  bizcocho y de cualquier tamaño.

Incluso hay algunas de 2 pisos, quedan genial también, con un monstruíllo sobre otro.

Ingredientes:
Para el bizcocho:
- 2 huevos
- su mismo peso en mantequilla
- su mismo peso en azúcar
- su mismo peso en harina de trigo
- una cucharada de moka de levadura química (tipo Royal)
- vainilla en pasta (opcional)

Para rellenar:
- salsa de frambuesa (o mermelada)
- almíbar para calar

Para la crema de mantequilla:
- 250 g de mantequilla
- 325 g de azúcar glas
- colorante alimentario
- vainilla en pasta o cualquier aroma alimentario

Para decorar:
- palitos de chupa chups o bizcobolas
- bolas de chicle
- fondant (blanco y negro)

Empezaremos haciendo el bizcocho. Esta es una receta de un clásico bizcocho cuatro cuartos, siguiendo los pasos del 1080 Recetas de Cocina de Simone Ortega.
Este bizcocho es un poco compacto para mi gusto, pero tiene un punto a su favor enorme: podemos hacerlo muy fácilmente de cualquier tamaño.
Como hay que pesar los huevos (yo lo hago una vez cascados) y luego añadir del resto de ingredientes principales la misma cantidad, puede hacerse de 1 huevo o de 2 docenas. Siempre queda bien.

Es importante que los ingredientes estén a temperatura ambiente, para que se mezlcen bien y el bizcocho quede homogéneo.

Separaremos las yemas de las claras, y montaremos estas últimas.
Cuando estén bien firmes, añadimos las yemas batidas.
Luego la mantequilla (importante la temperatura, si está fría no se mezclará y luego quedarán huecos en el bizcocho), el azúcar,  la vainilla (si le ponemos) y por último la harina tamizada con la levadura.

Removeremos entre cada ingrediente muy suavemente, para evitar que se pierda el aire de las claras.

Vertemos la mezcla en un molde engrasado, y lo llevamos al horno precalentado a 180ºC.
El mío tardó unos 35 minutos, aunque como siempre os digo cada horno es un mundo.

Para comprobar si está, haremos la prueba del palillo (pinchamos en el centro y el palillo tiene que salir limpio, sin restos de masa cruda).
Cuando esté listo, lo retiramos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

Cuando el bizcocho haya enfriado del todo, podemos partirlo a la mitad y rellenarlo con lo que más nos guste.
Yo en principio no iba a rellenarlo, pero al final me pareció demasiado alto como para ir entero y tuve que improvisar: un almíbar ligero (1/3 de agua, 1/3 de ron y 1/3 de azúcar al fuego durante unos 10 minutos) y una capa de salsa de frambuesa (valdría también mermelada, nutella, crema de mantequilla... cualquier cosa rica rica).


Para la crema de mantequilla (también conocida como buttercream) puse la mantequilla y el azúcar glas unos 6-7 minutos en un robot de cocina con una varilla globo, pero se puede hacer con una  batidora con varilla o  incluso una de mano sin problema.
Eso sí, otra vez importante que la mantequilla esté blandita, si no no se mezclará con el azúcar.

Cuando veamos que la mezcla está muy suave y cremosa, podemos añadir nuestro aroma y colorantes al gusto.
Yo le puse aroma de arándano (que me encanta, todo un descubrimiento) y colorantes naranja y rojo.

Con estas cantidades que os pongo sobra bastante para este tamaño de tarta, yo creo que serían perfectas para una de 3-4 huevos.

Como no estaba segura de si los "pelillos" taparían toda la tarta, primero le di una capita de crema de mantequilla al bizcocho.
Fina y sin pararme demasiado, simplemente para que entre los huecos de los pelos no se viese el color del bizcocho.  La verdad es que fue una buena idea, así luego pude hacer super rápido el acabado peludo, sin tener que ir rellenando toda la base.

Para hacer los pelos utilicé la boquilla 233 de Wilton, la que es especial para césped. La había comprado hace tiempo para hacer unos cupcakes de triki, que también quedan genial.

No hay más que poner la boquilla en la manga, rellenar con la crema de mantequilla e ir haciendo pequeñas matas de pelo, orientándolas en distintas direcciones para dar un acabado más natural.
Podemos si queremos también hacer un monstruíllo recién salido de la pelu,  si las orientamos todas hacia el mismo lado. Queda genial sea como sea.

Me sorprendió lo rápido que se hace este acabado, al principio iba con miedo porque no sabía como iba a quedar, pero una vez que ves lo bien que queda, avanzas a muchísima velocidad. Y lo bueno es que como es un acabado imperfecto, si por lo que sea tienes un fallo, retiras con un cuchillo o una espátula un trozo y vuelves a rellenarlo. No se notan nada los retoques.

Si véis que con el calor la crema de mantequilla está demasiado blanda y los pelos no quedan bien, la metéis unos minutos en la nevera y a seguir con el trabajo.


Para hacer los ojos utilicé unas bolas de chicle clavadas en palitos de bizcobola. Iba a hacerlos de fondant, pero luego se me ocurrió lo de los chicles y es mucho más cómodo (y rico).

Unas pupilas y unas pestañas de fondant negro, un reflejo en blanco, y nuestros ojos están listos.

Los clavamos como más nos guste en la tarta, de forma ordenada o a sentimiento, como prefieramos: lo hagamos como lo hagamos va a quedar genial.

Para la boca lo mismo: una sonrisa de fondant con las paletas bien marcadas, quedan muy simpáticas.

¡Y nuestra tartita monstruo está lista! Como podéis ver, es muy sencilla, y super vistosa. Además no hay más que verlo, es un monstruíllo de buen corazón: es un cacho de pan (o mejor dicho en este caso, un cacho de bizcocho).


Despues de toda la parrafada, quiero daros las gracias por cada una de vuestras visitas y comentarios.

Si hace 4 años (cuando estaba aún en pañales) me hubiesen preguntado por el futuro del blog, creo que ni me habría imaginaginado seguir publicando 4 años después, visitando asiduamente blogs de compañeros que han pasado a ser amigos y sobre todo ilusionarme cada vez que busco una nueva receta para probar y compartir.

Y todo es gracias a vosotros, cuando me mandáis una foto de vuestras obras de arte o cuando me decís que habéis probado tal o cual receta, es una inyección de fuerza que acumulo para cuando flaqueo (que los que tenéis un blog sabéis que pasa de vez en cuando).

Nada más por hoy, espero que dentro de unos añitos estemos aquí celebrando con unos cupcakes de fresa los 2.000.000 de visitas...¡y con la misma sonrisa! (pasaré lista, no faltéis).


jueves, 11 de julio de 2013

HELADOS DE TARTA DE QUESO Y FRAMBUESA


Nada mejor para estos calores (por fin) que un helado fresquito. Y si es casero y riquísimo como este que hoy os traigo, mejor que mejor.

Hace un par de años ya que me compré la heladera, con las típicas dudas de si la iba a utilizar o no... y la verdad es que la utilizo un montón.
En verano siempre está la cubeta en el congelador, porque nunca se sabe cuando va a surgir la necesidad imperiosísima de hacer un heladito.

Al principio iba con mucho miedo, mirando recetas y recetas por internet para no meter la pata. Pero una vez le perdí el miedo, y comprendí que lo único que hace es congelar, me lancé y ya no hay quien me pare.
Hago mezclas a ojo, o a veces simplemente unos yogures griegos de esos con frutas en la base, queda un helado bastante aceptable, sobre todo si lo tomamos al momento.

Aquí os dejo los 4 helados que he publicado hasta ahora, 3 de ellos con heladera y uno de antes de tenerla. No hay excusa para no hacerlo.

 
He utilizado frambuesas de mi propia cosecha, el año pasado como estaban recién plantadas dieron muy poquitas (y se las comieron casi todas los pajarillos cabrones), pero este año están dando un montón, y además enormes.

Para los helados suelo utilizar unos moldes de silicona tipo magnum, pero esta vez como dupliqué cantidades rellené también estos de push pops (o lo que sean) que me regaló Patt. Tienen un tamaño ideal y además son perfectos para niños: no se manchan y si quieren comer sólo la mitad se puede guardar el resto para otro momento.
Además al ser de plástico son reutilizables, están genial.

Esta receta la he hecho un montón de veces ya, y nos gusta mucho como queda. Esta vez le añadí un poco de leche para hacerlos más ligeros, pero no os lo recomiendo, quedan con una textura un poco menos cremosa. ¡De pecar, pecar a gusto!

Ingredientes:
Para la salsa de frambuesa:
- 100g de frambuesas
- 50g de azúcar

Para el helado
- 400 ml de nata líquida para montar
- 100 ml de leche entera (os recomiendo no ponérsela)
- 240g de queso crema (tipo Philadelphia)
- 4 cucharadas soperas de azúcar invertido
- una pizca de vainilla en pasta (opcional)

- 3 galletas Digestive.
- unas frambuesas enteras

Empezaremos haciendo la salsa de frambuesa:
En un cazo, ponemos las frambuesas enteras con el azúcar, y llevamos al fuego.
Aplastamos con un tenedor para que se rompan y suelten su zumo, y dejamos que hierva lentamente unos 10 minutos.

Pasado este tiempo, trituramos con la batidora y colamos para eliminar las semillas.
Es importante eliminar sólo las semillas, sin perder nada de pulpa. Así que a apretarlas bien, hasta que no suelten ni una gotita de zumo.
Yo suelo colarlas en un colador metálico pequeñito, y remuevo y aplasto con una cuchara hasta que no sale nada más.

Volvemos al fuego, y dejamos hervir otros 5 minutos aproximadamente.

Reservamos.

Si queremos podemos utilizar en vez de esta salsa mermelada de cualquier fruta, queda muy bien también.


El helado no puede ser más sencillo:
En una jarra ponemos la nata, el queso, el azúcar invertido (receta aquí),  y si le ponemos, la leche y la vainilla.

Trituramos con la batidora, hasta que no quede ningún grumo de queso.

Ponemos la cubeta en la heladera, le damos al interruptor y vertemos con cuidado por la boca de la tapa.

A los helados como este que llevan tropezones no se los pongo hasta el momento final, porque a veces se pegan a las paredes de la heladera y las paletas al girar se enganchan un pelín.

Dejamos hasta que el helado esté listo, en este caso como es bastante cantidad tarda sobre media hora.

Una vez esté bien cremoso, añadimos las galletas desmenuzadas y mezclamos para que se repartan por todo el helado.

Si no tenemos heladera, una vez hayamos hecho la mezcla con la batidora, añadimos las galletas y lo metemos en un tupper o un recipiente melálico y lo guardamos en el congelador.
Cada media hora más o menos, lo sacaremos y lo removeremos bien, para evitar que se formen cristales de hielo.
Repetiremos hasta que nos cuesta moverlo, el helado ya estará hecho.


La salsa de frambuesa suelo ponerla en una manga deshechable, cortando sólo la puntita, para que salga un hilo fino. Así es muy fácil de manejar.
Podemos utilizar un biberón de salsear, o si no simplemente una cucharilla.

¡Y a rellenar los moldes!  Podemos poner unos hilos de salsa el la base, o empezar con la crema de queso, como prefiramos.

Luego alternaremos en tandas la crema con la salsa, para hacer veteados.
Si removemos un poco con un palillo haremos remolinos de frambuesa. Y si queremos, añadimos unos trozos más de galleta, que le quedan genial.

Esta vez además del experimento fallido de la leche le añadí unos trozos de frambuesa: quedan muy ricos, pero con textura de hielo, así que si no os gusta este tipo de textura no los añadáis.

Una vez tengamos los moldes completos, los metemos en el congelador al menos un par de horas, para que el helado adquiera consistencia.
El tiempo dependerá de la forma y material del molde, los magnum se hicieron en la mitad de tiempo que el resto.


Con estas cantidades me salieron 4 magnums, 3 de los de émbolo, y 3 vasitos pequeños de papel, a modo de tarrinas.

¡Y ya tenemos nuestros helados listos para disfrutarlos! Si os gusta la tarta de queso fría este helado os va a encantar, sabe tal cual (lleva los mismos ingredientes, así que no es de extrañar ;) )

Creo que de los que he hecho hasta ahora es mi favorito. Desde luego, es el más repetido.
Ya me contaréis si lo hacéis. ¡Un saludo!